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Obtener una electricidad limpia es un objetivo ambicioso. Aún necesitamos el respaldo de energías fósiles, como el gas, pero eliminarlas es cuestión de tiempo. Una vez lleguemos a este punto, las emisiones de contaminantes se habrán reducido significativamente. Sin embargo, queda mucho trabajo por delante.
¿CÓMO PODEMOS OBTENER UNA ENERGÍA SOSTENIBLE?
El suministro de energía sostenible es un propósito que se han marcado numerosas instituciones. En ese sentido, la Unión Europea es uno de los mejores ejemplos, pues busca descarbonizar la economía para el 2050. Para ello, el sector eléctrico tendrá que reducir sus emisiones en un 90%, la industria en un 80% y el transporte en un 60%.
Las reducciones son ambiciosas, tanto en su escala como el tiempo en el que se quieren lograr. Por ello, es indispensable que la energía limpia sea la más común. La primera clave que debemos tener en cuenta reside en la investigación y el desarrollo. Fuentes renovables, como la solar o la eólica, tienen que optimizar y aumentar la generación de electricidad limpia para cubrir las necesidades de la población y la industria.
No obstante, encontrar una forma rentable y fiable de almacenar la energía generada es todavía más importante. El principal problema de las renovables es su intermitencia, es decir, su funcionamiento no es estable ni se puede verter la electricidad cuando se necesite. Sin embargo, si se desarrollan unas baterías funcionales, esta desventaja quedaría mitigada. Mientras tanto, es esencial utilizar fuentes de energía de respaldo, estando entre estas la nuclear, como una de las opciones más destacadas.
Otro aspecto a considerar es la inversión, ya que sin ella sería imposible potenciar la investigación y el desarrollo de proyectos con este propósito. Así, la Unión Europea, en su Plan Estratégico de Tecnología energética, plantea la necesidad de invertir 8000 millones de euros anuales durante los próximos 10 años para alcanzar las innovaciones requeridas.
¿ENERGÍA FÓSIL O RENOVABLE? ¿ES POSIBLE UN CAMBIO?
Conseguir un cambio de un tipo a otro de energía es factible, aunque se necesita tiempo y dinero. A día de hoy, las energías fósiles, como el gas o el petróleo, presentan varias ventajas que deben ser superadas, pues son una fuente barata, abundante y eficiente para generar electricidad. El gas, en concreto, ofrece un rendimiento del 55% en su uso en centrales de ciclo combinado.
Por el lado de las renovables, los mejores paneles solares, que aún no han llegado al mercado, alcanzan un 40%. No obstante, la media se sitúa en torno al 20%. En el caso de los aerogeneradores, su eficiencia es superior y llega a igualar al gas con un 50%. Ahora bien, tienen el problema asociado de la intermitencia, que incrementa el precio de la energía cuando paran de generarla en ausencia de viento.
Esto hace que las energías fósiles sean más rentables en un primer momento, ya que la facilidad para la obtención de energía hacen que el precio baje. A esto hay que sumarle que las tecnologías que las explotan no paran de mejorarse y que algunas tecnologías renovables se desarrollan muy lentamente: si bien la invención de los paneles solares se remonta al siglo XIX, en más de 100 años no se ha avanzado significativamente en su eficiencia. La primera célula fotovoltaica lograba un 1 % de rendimiento y a principios del siglo XXI se llegó al 10 %. El carbón, por sí solo, permitió el desarrollo de la Primera Revolución Industrial y el petróleo llegaría en la segunda. Las renovables, simplemente, no pueden competir con las que no lo son.
Pese a esto, no debemos pensar que no existe una solución y que el planeta está condenado.
UN PROCESO QUE DEPENDE DE TODOS
El ser humano se ha enfrentado a numerosos retos a lo largo de su existencia. No en vano, haberlos superado le ha permitido sobrevivir y llegar hasta la actualidad. En ese sentido, el ingenio ha sido una de las claves para lograrlo, así como la cooperación. Por lo tanto, cambiar de una fuente de energía a otra será, una vez más, cuestión de trabajar unidos y recurrir a la innovación.
Mientras las empresas y los Estados se encargan de que las nuevas tecnologías lleguen, la sociedad tiene mucho que aportar. Optar por instalar paneles solares o electrodomésticos más eficientes es una solución. También ayuda utilizar luces de tecnología LED, usar a menudo el transporte público o mejorar el aislamiento del hogar. En cualquier caso, todas estas acciones aumentan la eficiencia con la que empleamos la energía. Sin lugar a dudas, una excelente respuesta a cómo hacer una transición ecológica que no cause más daños que beneficios.
Lo que está claro es que la electricidad limpia llegará, pero hay que trabajar duro y con optimismo para que sea una realidad factible. En Gewiss aportamos nuestro grano de arena ofreciendo asesoramiento técnico en el diseño de proyectos energéticos. ¡Solicítenos más información!