El alumbrado público adaptativo hace que la luz de las calles y espacios urbanos sea capaz de responder a los desafíos de las ciudades modernas en términos de eficiencia energética y seguridad, gracias al diálogo constante con el medio ambiente, el tráfico y los cambios atmosféricos. Descubramos juntos el ahorro energético que supone para las administraciones públicas, cómo cambia la experiencia de los ciudadanos en las zonas urbanas y las soluciones tecnológicas que lo hacen posible.
Alumbrado público adaptativo: ¿qué es?
La iluminación adaptativa es un sistema de iluminación inteligente que tiene como objetivo reducir los residuos con precisión científica y es una de las diversas intervenciones de eficiencia energética que pueden aportar grandes beneficios en términos de habitabilidad y ahorro a las ciudades modernas. De hecho, esta tecnología permite variar automáticamente la intensidad de la iluminación de calles y espacios públicos en función de diferentes condiciones, como las condiciones atmosféricas, el tráfico o los requisitos de seguridad.
Las luminarias están equipadas con sensores o cámaras que analizan el entorno y envían la información relevante al sistema, que establece la cantidad de luz necesaria para cada situación. Los sistemas son principalmente de dos tipos: TAI (Instalación adaptable al tráfico) y FAI (Instalación totalmente adaptable).
El sistema TAI incluye cámaras inteligentes que miden el flujo de tráfico de cada carril y un algoritmo que ajusta la categoría de iluminación en función de ello. Se trata de un sistema más sencillo y más cercano al tradicional, porque, aunque va más allá del concepto y la necesidad de franjas horarias preestablecidas, sigue ligado a categorías de iluminación claras y bien definidas.
En cambio, el sistema FAI detecta el tiempo, la luminosidad natural y el tráfico de forma combinada. Además de los detectores de tráfico del sistema TAI, las luminarias están equipadas con sensores que toman muestras tanto de la luminancia de cada carril como de las condiciones climáticas para responder en tiempo real. Respecto al Traffic Adaptive System, el Full Adaptive System permite un conocimiento más completo de las variables ambientales y una respuesta más rápida y precisa del sistema de iluminación, gracias también a la posibilidad de una regulación gradual y continua, en lugar de una que implique transiciones claras de una categoría a otra.
Los parques de luz de una iluminación adaptativa se pueden controlar remotamente en dos configuraciones: “Punto a punto” para gestionar cada farola de forma individual o “en isla”, monitorizando remotamente el cuadro de encendido.
El ahorro energético del alumbrado público adaptativo
Las posibilidades de relamping del alumbrado público con tecnologías inteligentes y modernas permiten aprovechar al máximo la tecnología LED , incluida su posibilidad de ajustar la intensidad del 0% al 100%.
Los LED, que ya son menos costosos en términos de electricidad consumida, ven explotado todo su potencial gracias a la iluminación adaptativa. La intensidad de la iluminación se ajusta y optimiza constantemente en función de las variaciones ambientales, con un ahorro que a primera vista puede parecer marginal, pero que - multiplicado por cientos de ciudades y a lo largo de años - supone una eficiencia energética de extrema relevancia.
En este sentido, un estudio realizado en siete importantes arterias viarias por el Ayuntamiento de Perugia mostró un ahorro apreciable en términos de consumo semanal. Más precisamente, entre el 33 y el 35 % utiliza un sistema FAI y entre el 25 y el 26 % utiliza un sistema TAI . Datos que muestran todo el ahorro potencial que el LED y el alumbrado público inteligente pueden garantizar a largo plazo.
Los paneles de gestión remota también facilitan garantizar que los ahorros sean efectivos e intervenir rápidamente en caso de problemas y fallos que comprometan la eficiencia. De hecho, es posible visualizar el estado de las infraestructuras, puntos de luz y sensores, controlar la regulación de los sistemas en función del tráfico y visualizar indicadores de rendimiento y sostenibilidad.
Cómo cambian los lugares públicos con la iluminación adaptativa
Como decíamos, la iluminación adaptativa se ajusta constantemente en cada contexto en el que se implementa. Esto significa que además de dar respuesta a la climatología y al tráfico, también ofrece la posibilidad de configurarse para garantizar la habitabilidad y seguridad de los espacios públicos y el tráfico peatonal.
Pasos de peatones, zonas residenciales con mucho tráfico, pasos a nivel o rotondas: la iluminación adaptativa permite configurar la iluminación para que se mantenga constante al máximo nivel, con el fin de prevenir accidentes y aumentar la atención tanto de los peatones como de los conductores.
De hecho, la iluminación adaptativa tiene tiempos de reacción regulables, más o menos rápidos a la hora de reducir o aumentar la intensidad y el flujo luminoso en función del aumento del tráfico y de la aparición de posibles situaciones peligrosas. Para mayor seguridad, el ascenso y descenso son graduales, lo que evita cambios violentos que puedan comprometer la habitabilidad y el confort de los ciudadanos.
Los sistemas de iluminación inteligente adaptativa siempre están abiertos y son escalables, de modo que sistemas ya operativos pueden ampliarse con la inclusión de nuevas áreas urbanas. De esta manera, se pueden sistematizar nuevas aldeas, barrios e incluso calles y plazas individuales en función de las necesidades siempre cambiantes de las ciudades modernas.
La iluminación adaptativa permite, por tanto, ahorrar en términos energéticos, pero también se adapta y responde a las necesidades sociales de las ciudades contemporáneas, que están en constante evolución y cada vez más atentas a equilibrar la eficiencia energética con las necesidades de los habitantes de los centros urbanos de todos los tamaños. Al mismo tiempo, hacer que los espacios destinados al uso diurno sean más sostenibles y seguros.
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