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Sostenibilidad
ene. 2024
El blockchain y la energía inteligente
Tiempo de lectura: 3 min.

La tecnología se ha consolidado como una base de apoyo para la transición digital. De hecho, las smart cities están explorando nuevos recursos que otorguen desarrollo y ciberseguridad al mismo tiempo, algo que parecía difícil. Uno de estos es, sin duda, la energía inteligente, posible gracias al blockchain. ¿No sabe lo que es? Se lo explicamos de forma detallada en este artículo.

¿Qué es el blockchain?

También conocida como cadena de bloques, esta tecnología se caracteriza, principalmente, por ser descentralizada. ¿Qué significa esto? Que toda la información no pasa por una única ruta, sino que pertenece a un espacio público. De esta manera, todas las personas que intervienen pueden acceder a esta y efectuar transacciones que, además, son rastreables.

Es posible compararla con una plataforma a la que varios ordenadores tengan acceso. En lugar de que uno solo ejerza la posesión del sistema, pertenece a todos. Con esto, lo que se pretende es que los demás sean capaces de compartir sus aportaciones y modificar las que realizan otros. Todo ello, en tiempo real y de manera simultánea.

Con el fin de que funcione, se debe recurrir a unos campos denominados bloques. Con cada transacción, se genera uno nuevo y se añade al anterior. Las contribuciones que se lleven a cabo quedan almacenadas en uno hasta que se llena y, por tanto, se acopla otro. El resultado es una sucesión en la que cualquier participante puede entrar y así conocer los detalles.

El futuro de las ciudades

¿Cómo se podría aplicar todo lo anterior a la energía inteligente en la administración pública? Desde hace varios años, muchas urbes se han propuesto convertirse en smart cities, y esta ha demostrado ser una de las claves que permitan conseguirlo. Su principal utilidad, en este sentido, es la posibilidad de proteger los datos y hacerlos accesibles al mismo tiempo.

Para hacer posible lo anterior, hace falta una tecnología que funcione sin intermediarios, como es la que abordamos. De hecho, el proyecto BlockChain4Cities es considerado una punta de lanza del desarrollo urbano. Propuesto por Naciones Unidas, persigue extender estas ventajas a las ciudades:
 

  • Eficacia en la gestión. La conectividad 5G, transparente y segura será posible gracias a la cadena de bloques.

  • Información protegida. Especialmente, los datos de los ciudadanos (por ejemplo, los grabados por cámaras de seguridad).

  • Movilidad eficiente. El foco está puesto en la gestión de atascos o la programación de semáforos.
     

Otra de las claves con mayor potencial es la participación directa de la sociedad. Hay ciudades, como Singapur o Estocolmo, en las que los ciudadanos votan de manera constante propuestas municipales. Para ello, tienen acceso a una plataforma pública en la que solo deben identificarse y que, gracias a la cadena de bloques, es segura y accesible.

Ejemplos alrededor del mundo

Uno de los ámbitos que más está despuntando en las smart cities es el blockchain para ahorrar en iluminación. Hay varios casos de éxito que queremos compartir con usted:
 

  • Dubái. La que pretende ser primera megápolis inteligente, apuesta por luminarias interconectadas y con paneles fotovoltaicos incorporados.

  • Virginia Occidental. La ciudad estadounidense pretende generar un sistema de intercambio energético entre calles y, así, optimizar la iluminación.

  • Tallin. La capital estonia lleva más de diez años innovando en iluminación sostenible. Para ello, han desarrollado un sistema al que toda la población tiene acceso para notificar averías.

El DLT (tecnologías de registro distribuido)

El blockchain es una de las denominadas tecnologías de registro distribuido (DLT, por sus siglas en inglés). Esta calificación se debe a su principal característica, que es la descentralización de la información. Dicho de otro modo, no busca que todas las interacciones digitales pasen por el mismo nexo, sino que se aíslan para evitar accesos indeseados.

Existen tres requisitos que hacen que una herramienta se considere como tal:
 

  • Distribución constante. No hay una plataforma que almacene la información, así que esta se distribuye en nodos.

  • Blindaje informático. Mediante la criptografía, se busca proteger las redes y sus contribuciones.

  • Trazabilidad permanente. Cualquier participante puede conocer qué cambios se han hecho y quién los ha efectuado.
     

Para comprender mejor cómo funciona el DLT, este sería el proceso a seguir:

  1. Una persona escribe información en un registro compartido.

  2. Su aportación no pasa a una plataforma central, sino que se añade a su nodo.

  3. Este nodo personal copia las modificaciones a los que tienen los otros participantes.
     

Su potencia es tal que la consultora McKinsey emitió una serie de pronósticos sobre tecnologías emergentes en 2021. Uno de ellos afirmaba que, en 2027, el 10 % del PIB mundial estaría vinculado de algún modo a la cadena de bloque.

El blockchain permitirá reducir las vulnerabilidades de una sociedad tan dependiente de las tecnologías como la nuestra. El cifrado y la cadena de bloques contribuirán a desarrollar medios de energía inteligente. De esta forma, optimizaremos, su consumo, su generación y su explotación.

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