Gestionar la movilidad eléctrica: una carretera cómoda e inteligente

Europa avanza hacia la descarbonización del transporte, y los coches eléctricos juegan un papel importante en el futuro de la movilidad sostenible. En este sentido, creemos útil reconstruir un panorama de los proyectos e incentivos más concretos a favor de la movilidad eléctrica, las innovaciones institucionales que llegan y los beneficios económicos para quienes invierten como particular o empresa.

A 30 de septiembre de 2023, hay 47.228 puntos de recarga de vehículos eléctricos de uso público en Italia. Esta información proviene del monitoreo trimestral de Motus-E al cierre de 2023, que reporta un crecimiento de 44.1% en comparación con el mismo periodo de 2022. En nueve meses, se instalaron 10.456 unidades, el nivel más alto jamás registrado para el período.

Ha sido un año dorado para la difusión de las infraestructuras de recarga, incluso para el sur y las islas, responsables del 23% de las instalaciones. Campania experimentó el mayor crecimiento de todas las regiones.

Se espera que en 2024 esta tendencia positiva continúe, también gracias a las nuevas licitaciones financiadas por el PNRR [Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia] que podrían recompensar el compromiso de los operadores y de la industria tecnológica italiana, así como garantizar una red de última generación, capaz de apoyar el desarrollo y la difusión de los vehículos eléctricos y contribuir a los objetivos globales de movilidad descarbonizada.

Hay más razones que las puramente ecológicas y estratégicas para la adopción generalizada de la movilidad eléctrica. Las flotas de las empresas, ya sean pequeñas o grandes, pueden beneficiarse de un considerable ahorro financiero, tanto a corto como a largo plazo.

En un informe en profundidad sobre la integración de los vehículos eléctricos y la red eléctrica, Motus-E estima que los vehículos eléctricos pueden ayudar a reducir la sobregeneración de fuentes renovables en un 45%, evitando un enorme desperdicio de energía durante el transporte y reduciendo los costes de reparto hasta en 800 millones de euros al año.

Además, las emisiones de CO² podrían reducirse en un 41%, pero el aumento de la demanda eléctrica solo sería del 3%. En otras palabras, una flota eléctrica explotará los recursos que ya se están produciendo y reducirá el coste de desperdiciarlos.

Un ejemplo es VGI (Vehicle-Grid Integration), que permitiría a los vehículos eléctricos estacionados devolver energía a la red si no la están utilizando, de modo que se utilice en otro lugar en lugar de disiparse. Si pensamos en la integración de la movilidad eléctrica con las ciudades inteligentes, las perspectivas de eficiencia y funcionalidad aumentan aún más.

Si nos fijamos más concretamente en las flotas de las empresas, hoy en día el 86% de los vehículos de combustión podrían sustituirse por un vehículo eléctrico que tenga suficiente autonomía para la distancia de viaje necesaria.

El 60% de las flotas europeas se beneficiarían de la descarbonización de las flotas y podrían ahorrar un total de 261 millones de euros en siete años. ¿Y para el vehículo individual? En el mismo periodo de tiempo, el ahorro rondaría los 9.500 euros, de los cuales unos 6.000 euros serían solo por combustible.

Un vehículo eléctrico tiene un coste medio más elevado, que se amortiza principalmente por la ausencia de combustibles fósiles, pero a largo plazo la movilidad eléctrica también se amortiza en términos de incentivos y seguridad, lo que se traduce en menores costes de seguros y gastos relacionados con colisiones y accidentes.

Además, determinar el presupuesto necesario para una flota eléctrica es mucho más fácil, ya que los costes operativos pueden predecirse con precisión. Si bien el costo de la gasolina es muy variable a lo largo del año, el precio de la electricidad tiende a ser más estable, lo que permite afinar aún más las estimaciones.

En uno de nuestros últimos artículos mencionamos el texto legislativo aprobado por el Parlamento Europeo según el cual para 2026 las principales carreteras de Europa deben contar con una estación de recarga eléctrica cada 60 km, además del decreto legislativo que exige la provisión de al menos un punto de recarga para los bloques de apartamentos que consten de 10 unidades residenciales, que estén en construcción o en proceso de renovación importante.

Sin embargo, hay que recordar que, para asegurar el futuro de la movilidad eléctrica, también son cruciales los incentivos para la compra de automóviles, sin los cuales la infraestructura de recarga no se utilizará plenamente. Los incentivos reducen el coste inicial y hacen aún más ventajosa la compra de vehículos eléctricos para las flotas de las empresas.

A principios de febrero, el Ministerio de Empresa y Made in Italy anticiparon el marco de intervenciones en el Decreto del Primer Ministro relativo al Ecobonus 2024 para la movilidad sostenible. De los 950 millones de euros, se estima que 240 millones se destinarán a la compra de coches exclusivamente eléctricos. Habrá que esperar a marzo, como muy pronto, para conocer las cifras oficiales, momento en el que deberían aprobarse y entrar en vigor. Hasta el momento, no parece que se preste especial atención a las flotas corporativas, salvo a las destinadas al transporte de mercancías.

Desde el punto de vista de las infraestructuras, el panorama parece bastante prometedor, pero esperamos que haya un aumento en el impulso y la claridad para promover la adopción de vehículos eléctricos: incluyendo incentivos sustanciales y deducciones fiscales para las empresas que decidan invertir en la renovación de la flota en el sector de la movilidad eléctrica, que hoy es visto con optimismo generalizado por las empresas italianas involucradas en el proceso de descarbonización del transporte.