Electrical engineer. She writes about home & building automation, lighting, comfort, emobility, energy efficiency and sustainability for the website Elettricomagazine and the technical magazine ONEnergy.
El alumbrado público es un ámbito de intervención que concierne a todas las ciudades, independientemente de su tamaño o configuración. Sin embargo, desde hace tiempo el concepto de iluminación ha trascendido la simple función de garantizar la disponibilidad de luz en las vías y espacios públicos durante las horas nocturnas. Las nuevas tecnologías facilitadoras están impulsando una transformación que pretende hacer que los centros urbanos sean más seguros y habitables, sostenibles y, por supuesto, más eficientes.
Hoy en día, una farola puede albergar sensores para recoger datos sobre la calidad del aire o el tráfico y, por tanto, ofrecer directamente servicios adicionales. En otros casos, las ventajas de una buena iluminación se derivan indirectamente de la presencia generalizada de los dispositivos de iluminación. Como, por ejemplo, una mayor seguridad , simplemente debido a la presencia de iluminación, pero también facilitada por la introducción de funciones adicionales en las luminarias.
Cómo la iluminación hace que las ciudades sean más seguras
Una ciudad bien iluminada es también una ciudad más segura. La iluminación puede cambiar la percepción de un lugar e influir en la forma en que se utiliza y en los hábitos de las personas. El nivel correcto de iluminación y la distancia entre las luminarias pueden disuadir de cometer actos delictivos y aumentar la sensación de seguridad de las personas que pasan por allí. Asimismo, una mejor visibilidad en carreteras bien iluminadas reduce el riesgo de accidentes.
Más luz no significa necesariamente más contaminación.
Garantizar unos niveles de iluminación urbanos adecuados no implica necesariamente una mayor contaminación. Los proyectos de iluminación inteligente comienzan con una renovación general de las luminarias, mediante la instalación de nuevas fuentes LED de bajo consumo. El objetivo es garantizar la presencia de luz no solo en el lugar adecuado, sino también en el momento adecuado. También ayuda a reducir gastos al tiempo que proporciona luz según las necesidades reales.
Alumbrado público inteligente y nuevas funcionalidades
La relación entre el alumbrado público y la seguridad no se limita a la distribución generalizada de la iluminación en espacios públicos y carreteras.
Gracias a la tecnología, la iluminación ha evolucionado y se ha vuelto inteligente. Esto significa que un dispositivo de iluminación ahora se convierte en un punto interconectado de una amplia red, capaz de recopilar e intercambiar datos e información. Las funciones que pueden realizar son variadas y, gracias a la tecnología de sensores y al IoT, pueden transmitir datos sobre sistemas de monitorización de tráfico y videovigilancia, así como enviar señales de alarma y mucho más.
La red de alumbrado se convierte en una auténtica red digital , dentro de la cual las farolas inteligentes se convierten en un eje para el rediseño de las políticas urbanas y de área local desde una perspectiva inteligente.
Cómo hacer que el alumbrado público sea inteligente
El alumbrado público, para ser inteligente, requiere la implementación e instalación de tecnologías especiales, principalmente relacionadas con el Internet de las Cosas . Gracias a la llegada del IoT, hoy en día se pueden conectar todo tipo de objetos on line, ampliando la gama de prestaciones ofrecidas y aumentando el nivel de control y monitorización de los dispositivos conectados.
En el caso del alumbrado público, la intervención se centra en la farola, que pasa de ser una unidad de iluminación tradicional a convertirse en un nodo de una red conectada con una amplia cobertura de toda la zona. No se trata solo de luz, sino también de seguridad urbana, vigilancia, intercambio de información y mucho más. Una farola inteligente puede cumplir realmente múltiples funciones.
Antes de continuar, conviene señalar que la tecnología que guía un sistema de iluminación inteligente y energéticamente eficiente es, sin duda, la luz LED. Además, existen nuevas tecnologías como el Internet de las Cosas y los sistemas de sensores, que permiten implementar funcionalidades como la conexión de farolas en red, la monitorización de la red desde un punto de control central, la verificación remota del correcto funcionamiento de cada unidad de iluminación y el análisis de todos los datos recopilados.
También da lugar a nuevos modelos de gestión, como es el caso del alumbrado adaptativo , que descarta mecanismos de encendido y apagado basados en franjas horarias en favor de un sistema que va cambiando a lo largo del tiempo, por ejemplo, en relación con el nivel real de luz medido o las condiciones del tráfico y de los peatones. Todo ello contribuye a reducir el consumo energético.
Alumbrado público inteligente y ahorro energético
El alumbrado público es actualmente una partida importante del presupuesto energético de las ciudades: según la Comisión Europea, absorbe más del 20% del presupuesto municipal medio. Este coste se explica en parte por el uso de sistemas y tecnologías obsoletos y a menudo anticuados. La ineficiencia es una fuente enorme de desperdicio energético. La sustitución de luminarias obsoletas por otras de fuente LED, por ejemplo, ya puede reducir el consumo a la mitad.
Los sensores y el IoT permiten además reducir aún más los costes gracias a una mejor gestión del grupo de iluminación, haciendo que la iluminación sea más acorde con las necesidades reales detectadas y haciendo más eficiente el mantenimiento del sistema. Ajustar la luz exclusivamente en función de las necesidades de iluminación ayuda a reducir el derroche, sin perder el máximo rendimiento. Un software especial gestiona y procesa la información, y envía las entradas resultantes a los distintos grupos de iluminación. Además, el control remoto y la monitorización del correcto funcionamiento de cada grupo permiten detectar rápidamente averías y fallos.
Además de una mayor seguridad, la iluminación inteligente tiene un impacto positivo en el ahorro energético, que puede llegar a ser del 70% en comparación con los sistemas más antiguos.
Mostrar otras categorías