Sostenibilidad
feb. 2024

El encarecimiento de la energía y su impacto en la transición verde

Tiempo de lectura: 4 min.

La situación geopolítica y económica mundial se ha tensionado en los últimos años por conflictos que han tirado al alza el precio de la energía. Ha subido tanto el precio de la luz como el precio del gas, con todo lo que ello implica para las economías familiares. Además, hay otra consecuencia de calado: el efecto que todo eso tiene sobre la transición verde. ¿Cómo afectan esos incrementos al cambio progresivo hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles?

Enarecimiento de la energía

El encarecimiento de la energía es un fenómeno global que afecta tanto a hogares como empresas. Es el resultado de múltiples factores complejos e interconectados. Así, el aumento de los costes se traduce en facturas más altas para los consumidores. A la vez, genera grandes desafíos económicos en el plano internacional, nacional y en las propias economías familiares.

Precio de la luz

El precio de la electricidad ha experimentado un aumento constante en muchos lugares. Su encarecimiento puede desincentivar la inversión en tecnologías más limpias y eficientes, favoreciendo tecnologías más baratas y también más sucias. La subida afecta a los hogares, que ven aumentar sus gastos mensuales, y a las empresas, que afrontan costes de producción más elevados.

El incremento se debe a múltiples factores, incluyendo el aumento en el coste del gas. También influyen el crecimiento en la demanda energética por parte de los consumidores y los gastos relacionados con las emisiones de dióxido de carbono (CO2). La contribución de las fuentes de energía renovable al coste final tiene, igualmente, un peso relevante. Es importante considerar que los precios de la electricidad suben España y en toda Europa. Es decir, no es algo exclusivo de nuestro país.

Precio del Gas

El gas natural, utilizado para la generación de energía y calefacción, no está exento de esta tendencia al alza. En España, este recurso se emplea para generar el 25 % de la electricidad. En el último año, su coste se ha multiplicado por siete en Europa. Los efectos de esta situación recaen con mayor peso en los consumidores con ingresos más bajos.

El factor primordial detrás de los elevados precios, y el consecuente aumento en las tarifas eléctricas, radica en el desequilibrio entre oferta y demanda. El mercado, al igual que otros de materias primas, se caracteriza por su rigidez. En otras palabras, pequeñas variaciones en la oferta y la demanda pueden generar notables cambios. No obstante, este desequilibrio se encuentra motivado por tres factores principales: el cambio climático, la transición hacia fuentes de energía más limpias y la influencia de Rusia.

La demanda ha sido elevada, tanto para calefacciones en invierno como para aires acondicionados en verano. Sumado a esto, la producción de renovables ha bajado, incrementando la dependencia del gas. La energía eólica ha caído en cerca de un 50 %. Mientras, la sequía en China y en América Latina ha causado un fenómeno similar con la producción hidroeléctrica.

Por si esto fuera poco, se ha generado un círculo vicioso paradójico con el proceso de transición verde, que tiene que ver con las tasas a las emisiones de carbono. Así, la carencia de gas en el mercado ha hecho subir sus precios. Esto, al mismo tiempo, ha desplazado la demanda hacia el carbón, sobre el que recaen dichas tasas impuestas para fomentar la transición verde. La consecuencia ha sido que estas tasas se disparen. Este aumento en el precio de los permisos de emisión, a su vez, ha tenido un efecto en el coste final del gas natural. De hecho, este combustible también requiere la adquisición de derechos de emisión.

Además, como parte de sus esfuerzos por reducir su impacto ambiental, China ha modificado su combinación de fuentes de energía, disminuyendo el uso de carbón y aumentando la demanda de gas natural en un 25 %. Esto también ha contribuido al aumento en la demanda y, por tanto, en los precios del gas natural.

Su impacto en la transición verde y la movilidad eléctrica

Todo este conjunto de circunstancias amenaza los planes de descarbonización en la Unión Europea. El encarecimiento de la energía puede ralentizar la adopción de fuentes de energía renovable y la movilidad eléctrica. Además, las empresas pueden posponer la transición hacia fuentes de energía más limpias debido a la presión económica.

La inflación y el impacto económico

El encarecimiento de la energía tiene un impacto en la economía en general. A medida que los precios aumentan, la inflación sube, lo que afecta al poder adquisitivo y a la estabilidad económica.

Amortiguar y frenar el encarecimiento de la energía es esencial para garantizar una transición verde efectiva. Esto requiere inversiones en energías renovables, eficiencia energética y políticas que promuevan el acceso a energía asequible. Es la forma de ir adoptando un nuevo modelo, menos dependiente de los combustibles fósiles. Los desafíos son innegables, por lo que se requiere un abordaje holístico, estratégico y sostenible.

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