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La movilidad eléctrica se ha posicionado como una tendencia dominante en el transporte. La Unión Europea, además de otras potencias, como Estados Unidos, China o Corea del Sur, están apostando por la innovación tecnológica. Como resultado, hay sistemas que suponen un gran impulso para la implantación de energías renovables en la automoción.
Eléctricos
Los coches eléctricos son, en la actualidad, el medio de transporte privado más sostenible y eficiente. Una movilidad completamente basada en energías renovables se traduce en cero emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Como se puede imaginar, el motor no recurre a ningún medio de combustión ni para su funcionamiento ni como sistema de apoyo.
Es habitual que un coche cuente con dos motores de este tipo, uno por cada eje. Las baterías pueden otorgar una autonomía que puede variar entre los 100 y los 700 kilómetros. En este punto inciden variables como la gama, el fabricante o la potencia máxima. Lo mismo sucede con el tipo de recarga, que puede tener una incidencia en la duración de la batería.
Cuando se empezaron a comercializar, los consumidores percibieron un claro problema: la escasez de puntos de recarga. Sin embargo, las políticas públicas han incentivado las dotaciones, como sucede en nuestro país. En este sentido, destacan dos iniciativas institucionales que están actualmente aprobadas y en funcionamiento:
- Los Fondos Europeos Next Generation, de la UE. Reducen el 70% del coste de la compra de un punto de recarga (hasta el 80% si ese instala en un municipio con menos de 5000 habitantes).
- La nueva regulación del Ministerio de Transición Ecológica. Publicada en octubre de 2022, obliga a las nuevas estaciones de servicio a contar, al menos, con un punto para vehículos eléctricos.
Híbridos
Generalmente, se considera que los vehículos híbridos están a medio camino entre los de combustión y los eléctricos. Sin embargo, nosotros pensamos que se encuentran más cerca de estos últimos, ya que pueden emitir hasta un 30% menos de dióxido de carbono que los convencionales. Es una opción recomendable para reducir el consumo y emisiones de los vehículos con una inversión más limitada.
Su funcionamiento se basa en dos mecanismos. Por un lado, el motor térmico, que proporciona el impulso principal al automóvil mediante la combustión de gasolina. Por otro, el motor eléctrico, que otorga el resto de fuerza necesaria mediante un sistema de tracción no contaminante.
Partiendo de su funcionamiento, podemos identificar tres tipos de vehículos híbridos:
- Híbrido enchufable: Posee una autonomía que suele oscilar los 50 kilómetros. El motor eléctrico necesita cargarse, como sucede con el de los automóviles 100% eléctricos.
- Híbrido no enchufable: Disponen de una mayor autonomía, ya que no necesitan conectarse a un punto. El motor eléctrico se alimenta del motor de combustión, aprovechando también la energía cinética durante las desaceleraciones.
- Híbrido suave: Incorporan un motor eléctrico de 48 voltios que sustituye al de combustión cuando detecta que conviene minimizar el consumo. Por ejemplo, en recorridos urbanos.
Es interesante saber que los coches híbridos, con independencia de su tipo, siempre van a aprovechar la movilidad eléctrica. Su sistema interno está configurado para depender lo máximo posible del motor eléctrico. Para ello, se examinan en tiempo real aspectos como la velocidad, la inclinación del terreno y la aceleración.
Pila de combustible
Los coches con pila de combustible recurren al hidrógeno. Mucha gente piensa que esta es la opción más sostenible que existe, aunque es una creencia que no es del todo cierta. Es cierto que en su combustión, es decir, durante el transporte habitual, no expulsa gases contaminantes. No obstante, sí puede hacerlo durante su producción.
Por el contrario, una ventaja relevante es que su repostaje es bastante más rápido que la carga de un vehículo eléctrico. De hecho, suele tardar el mismo tiempo que poner gasolina, es decir, unos minutos. La autonomía ronda los 500 kilómetros, una cifra comparable a los de combustión por gasolina. Por lo general, consumen un kilo de hidrógeno por cada 100 kilómetros.
Este modelo todavía está muy poco desarrollado en las carreteras de nuestro país. De todos modos, se espera que la llegada de inversiones públicas, unida a las estrategias para reforzar las TIC con movilidad eléctrica, supongan un cambio de paradigma. Pero hay ciertos inconvenientes que han hecho que el consumidor se decante por otras alternativas:
- Los puntos de recarga son todavía escasos, y no existen las mismas subvenciones públicas para su incorporación.
- El combustible tiene un precio bastante más elevado que la carga de un motor eléctrico o la gasolina.
- Hay pocos modelos que se comercialicen con este tipo de motor en nuestro país o en el continente europeo.
Sin duda, la movilidad eléctrica se está viendo reforzada por un amplio abanico de tecnologías. El futuro demostrará si es necesario un grado de innovación mayor. Por el momento, los consumidores pueden comprobar más oportunidades para efectuar una inversión de acuerdo con sus necesidades. En Gewiss contamos con una red de ventas moderna y dinámica. ¡Consúltela!